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  • 15 de febrero de 2011

    Razones para utilizar madera
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    Confemadera, la patronal de la madera presenta, en su Catálogo de la madera en España, recientemente presentado y puesto en circulación, una serie de razones para utilizar madera, que reproducimos a continuación.

    ALGUNAS RAZONES PARA UTILIZAR MADERA…

    Funcionales

            La madera aporta confort. Las casas de madera proporcionan una agradable sensación de confort a sus habitantes, ya que este material:

    -          Mantiene un equilibrio higroscópico con el medio, tomando o cediendo humedad. Por ello, la presencia de madera en una vivienda regulariza la humedad del medio interior.

    -          Gracias a su porosidad y elasticidad, presenta una buena absorción de las ondas acústicas, lo que se traduce en una reducción de la reverberación de las ondas sonoras y en una mejora del confort acústico interno de los edificios.

    -          Es un buen aislante térmico, lo que reduce el consumo de energía, al moderar las fluctuaciones térmicas del interior.

    Un estudio desarrollado por el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV), centro concertado de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), para el proyecto ‘Vivir con Madera’ ha sacado a la luz numerosas evidencias científicas que permiten demostrar que las viviendas con madera en su interior y estructura contribuyen de forma eficaz a mejorar la salud de los moradores, al optimizar las condiciones de clima interior (regulación de temperatura y humedad relativa), acústicas (al reducir las reverberaciones) y hasta psicológicas (derivadas de la sensación de contacto con productos naturales, absorción de radiaciones electromagnéticas, etc.). Para ampliar la información sobre estos aspectos se recomienda acudir a la publicación de ‘Madera y salud’, así como al resto de la línea editorial del proyecto ‘Vivir con Madera’.

            La madera es un material reciclable, biodegradable, procedente de fuentes de suministro sostenibles, atractivo y técnicamente avanzado.

    Durabilidad. Con un diseño y puesta en obra correctos, las soluciones constructivas con madera pueden llegar a ser muy durables. Este hecho es fácilmente constatable a través de la observación de las numerosas obras que, con cientos de años de antigüedad a sus espaldas, han llegado hasta nuestros días en perfecto estado de conservación. Por otra parte, la madera es un material resistente a la acción de un gran número de compuestos químicos, presentando un mejor comportamiento que el hierro y los aceros normales a la acción de los ácidos y de las soluciones de sales de ácidos. En estos ►        ambientes, la madera es un excelente material constructivo ya que evita las siempre costosas labores de mantenimiento. Este hecho, por sí solo, explica el notable incremento de su uso en piscinas y polideportivos cubiertos, en recintos industriales (por ejemplo, almacenes de sal y de otros productos químicos gaseosos) y hasta, más recientemente, en recintos comerciales.

            Noble comportamiento ante el fuego. Aunque la madera es un material combustible e inflamable, tiene la virtud de poseer un comportamiento predecible a lo largo del desarrollo del incendio, ya que la pérdida de sección se puede considerar constante en el tiempo. Cuando la madera o cualquier material derivado de ella se encuentran sometidos a un incendio generalizado, la superficie expuesta al mismo se inflama creando rápidamente una capa carbonizada aislante que incrementa su protección natural (el carbón vegetal es un gran aislante térmico). Al ser la madera un mal conductor del calor, la transmisión hacia el interior de las altas temperaturas es muy baja, por lo que se puede considerar que la madera que no ha sido carbonizada mantiene sus características resistentes en condiciones normales, pese a la actuación de incendio. Este comportamiento es la base de una notable resistencia estructural al fuego.

            La madera aporta resistencia. Es un material ligero con una relación elevada entre resistencia y peso. Esta relación, en tracción y compresión paralela a las fibras, es similar a la del acero pero superior, en el caso de tracción, a la del hormigón. Por otra parte, presenta alta resistencia a la tracción y la compresión paralelas, así como una elevada capacidad para absorber energía, lo que hace que las estructuras de madera soporten eficazmente los sismos y las cargas de impacto.

            La madera aporta ventajas constructivas:

    -          Adaptabilidad. Se adapta a prácticamente cualquier estilo, permitiendo y fomentando la originalidad de los diseños. Permite salvar grandes luces, la apertura de grandes huecos, la adaptación al entorno y una enorme variedad de texturas, formas y colores. La posibilidad de elegir, como acabado exterior, entre diversos tipos de tableros y maderas tratadas multiplica sus posibilidades.

    Tiempo de montaje. Por su ligereza y fácil ajuste en obra, las estructuras de madera permiten aminorar los tiempos de montaje con respecto a otros materiales. El empleo de elementos estructurales normalizados y la prefabricación en taller permiten disminuir drásticamente los tiempos de ejecución de una obra. Además, el uso de sistemas constructivos con madera propicia la construcción seca, lo que -          reduce los problemas asociados a la presencia de agua y los tiempos de ejecución.

            La adaptabilidad y versatilidad de la madera como materia prima, y también de sus productos, hacen de ella un material idóneo para los nuevos diseños y necesidades del hábitat actual.

     

     

    Económicas y sociales

     

            El sector de la madera y el mueble cuenta con un gran peso dentro de la industria del país por número de empresas (31.474) y por el empleo que genera, ya que ocupa a 168.400 trabajadores.

            Las empresas que componen el sector son fundamentalmente PYMES: el 99% de las empresas tiene menos de 200 empleados.

            Promover el uso de la madera y sus productos de manera conjunta asegura el futuro de este importante colectivo de pymes y microempresas.

     

    Ambientales

     

            La madera desempeña un papel crucial en la lucha contra el cambio climático. Un mayor uso de productos de madera provenientes de una gestión forestal sostenible estimula la expansión de este tipo de bosques y reduce las emisiones de gases de efecto invernadero.

            La madera es la mejor opción ambiental para estructuras de todo tipo. La construcción de madera necesita menos energía y produce menos impactos ambientales a lo largo de todo el ciclo de vida del producto.

            La madera es elaborada por el árbol captando dióxido de carbono (CO2), que es fijado en el interior de su estructura hasta que, por descomposición de la materia orgánica y/o por quema de la biomasa, el CO2 fluye para regresar al ciclo de carbono, cumpliéndose de esta manera un ciclo de carbono cerrado. La madera es un sumidero neto de CO2, mientras los productos y estructuras construidos con ella mantengan su vida operativa.

    Es el único material que reduce las emisiones de CO2 a la atmósfera. Según el Centro Nacional de Desarrollo de la Madera de Francia (CNDM) un m3 de madera empleada en la edificación significa la retirada de 1,6 toneladas de CO2 de la atmósfera (por sí misma almacena 1 tonelada, el resto viene del efecto sustitutorio de otros materiales emisores). Como cifra de         referencia, puede señalarse que una plantación forestal, por término medio, fija anualmente por hectárea de superficie todo el CO2 emitido anualmente por seis coches. Las cifras anteriores revelan de forma clara que el consumo de madera actúa, de forma activa, contra el principal de los gases responsables del efecto invernadero.

            Prácticamente no hay desperdicio durante los procesos de manufacturación de la madera y se trata de procesos sencillos, poco consumidores de energía y limpios.

            Regulación del ciclo hidrológico. Las raíces de los árboles absorben el agua y los minerales del terreno, bombeándolos por toda la estructura vascular interior (en forma de savia bruta) hasta las hojas, donde se lleva a cabo la fotosíntesis. Parte del agua bombeada desde el terreno hasta la copa de los árboles es evaporada a través de los estomas de las hojas, contribuyendo eficazmente de esta forma al incremento de la humedad relativa y pluviosidad locales.

            Protección frente a la erosión hídrica y eólica. La cubierta forestal frena a las gotas de lluvia en su caída libre desde las nubes haciendo que el impacto contra el suelo sea menos violento y que éste se desagregue y sea arrastrado por el agua en su discurrir por la superficie (escorrentía). La menor velocidad de circulación del agua favorece también la mejora de su captación por el suelo, incrementando de este modo la tasa de recarga de los acuíferos. La cubierta arbórea también protege al suelo frente a la fuerza erosiva del viento. La influencia positiva de la cubierta arbórea frente a la escorrentía y la desertificación es reconocida desde antiguo, existiendo numerosas reforestaciones efectuadas en las grandes cuencas y cabeceras de los ríos para proteger a las poblaciones y los suministros acuíferos. Cuando la gestión forestal es sostenible, esta función protectora de los bosques puede ser compatible con la función productiva.

            Mantenimiento de la vida silvestre y la biodiversidad. En los bosques y plantaciones forestales, la fauna y flora encuentran refugio y alimento, siendo tan sólo el vértice de una pirámide trófica mucho más rica, en la que bacterias, hongos e invertebrados juegan un importantísimo papel. Frente a las prácticas agrícolas habituales, en las que el uso de fertilizantes y herbicidas es frecuente, las plantaciones forestales minimizan el uso de productos químicos, por lo que la conversión de terrenos agrícolas en forestales supone por sí sola una notable mejora medioambiental, que tiene como efecto colateral positivo un notable incremento en la biodiversidad.

            La madera es un recurso natural, abundante y renovable. Las prácticas responsables de manejo forestal garantizan que el suministro de madera no sólo sea sostenible, sino que además esté en crecimiento.

            La gestión forestal sostenible es fundamental, porque de esta manera se protegen los recursos naturales: agua, suelos, aire, paisajes y ecosistemas únicos y frágiles; se mantienen las funciones ecológicas y la integridad de los bosques y se protegen las especies amenazadas o en peligro de extinción.

            Con la gestión forestal sostenible la industria de transformación ve garantizado el suministro de su materia prima en el futuro; además, se fortalece el sentido de responsabilidad social y ambiental.

            El consumo de los productos de madera incrementa los depósitos de carbono almacenado en los árboles, facilitando el cumplimiento de los compromisos del protocolo de Kyoto.

            La madera es un material sano y agradable. Mantiene las condiciones térmicas en las viviendas y modera las fluctuaciones de humedad, lo que contribuye a frenar el calentamiento global, ya que reduce las necesidades de consumo energético de las viviendas.

            Según la FAO, los productos forestales contribuyen directamente al objetivo de garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y el desarrollo social. 



Maderamen 350