En muchas ocasiones, desde el punto de vista económico, resultaría más fácil y barato construir un edificio nuevo en vez de rehabilitar uno viejo. Pero la filosofía de la rehabilitación consiste precisamente en mantener la componente no material del edificio: su esencia e identidad. Y en las construcciones antiguas y singulares predomina absolutamente la ventana de madera.
A la hora de rehabilitar los cerramientos de un viejo edificio se requiere una alta cualificación técnica, así como una mayor exigencia de seguridad para los operarios que en la obra nueva. En la ejecución de la renovación hay a menudo necesidad de improvisar actuaciones y se hallan en el camino diferentes soluciones constructivas con lo que, en definitiva, es complicado planificar el trabajo.
Rehabilitar, por tanto, requiere un nivel técnico elevado y una gran especialización.
Ventajas de la ventana de madera
En la renovación de un edificio, la ventana de madera y la ventana mixta madera-aluminio suman a sus principales y conocidas ventajas (eficiencia energética, aislamiento acústico y estanqueidad al agua y al aire) otras muchas prestaciones que la convierten en la solución ideal para el cerramiento en la rehabilitación.
“Permiten cualquier configuración atendiendo a la obra original, obteniendo finalmente la réplica más fiel –señaló en Construmat Alberto Asensio, gerente de Carintasa, una de las empresas del Grupo CARINBISA, miembro activo de la Asociación Española de Fabricantes de Ventanas de Madera y Mixtas Madera / Aluminio (ASOMA)-. Posibilitan la variación de perfiles, atendiendo a las necesidades de la obra, y siempre con secciones homologadas. Cualquier longitud es reproducible en madera –remarcó-, y con este material podremos realizar asimismo todos los elementos adicionales a la ventana, tales como plafones, montantes, saetinos, barrotillos, etc., así como complementos como las contraventanas, fraileros, porticones o persianas, entre otros. Y si estas ventajas no parecen suficientes, además es posible fabricar cualquier forma y tamaño, en cualquier color, o diferentes acabados en ambas caras, gracias a la moderna tecnología que al sector han aportado los barnices al agua”.
En efecto, el mantenimiento ha dejado de ser un problema para quienes apuestan por la ventana de madera: los más modernos barnices al agua garantizan la durabilidad de la madera y sólo requieren, igual que los demás materiales, de una limpieza una o dos veces al año, con productos especiales que el fabricante indica a tal efecto.
A nivel técnico, la madera es el material más aislante que se puede emplear en una ventana: los perfiles de madera más básicos son equivalentes en capacidad de aislamiento a los mejores aluminios del mercado. En el año 2015, en convergencia con Europa, en España se exigirán valores de transmitancia térmica con valores U entre 2,0 y 1,3. Son registros que la madera cumple hoy sobradamente.
Respecto al aislamiento acústico, una ventana de madera convencional presenta un valor R superior a 45dB, esto es, dentro de la norma. Seleccionando y colocando adecuadamente los sistemas de ventilación, la ventana de madera se muestra, una vez más, como solución ideal para la rehabilitación, donde es premisa y prioridad garantizar un alto nivel de aislamiento acústico.
En conclusión, la ventana de madera representa la solución ideal en la rehabilitación, porque respeta el espíritu del edificio y la idea de su autor, porque es posible fabricar cerramientos idénticos al original, con las máximas prestaciones técnicas, la máxima calidad y cumpliendo la normativa vigente (CTE y CE).
Estos contenidos se presentaron en la Jornada que Carintasa y Asoma impartieron durante la pasada feria Construmat.
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