El mercado cayó con el inicio del último cuatrimestre de 2011. Acompañado, de una parte, de la toma de conciencia de la situación en la que nos encontramos. Y de otra parte, porque el consumo ha bajado sensiblemente, con lo cual la paleta ligada al sector de la alimentación ha tenido un frenazo importante.
Respecto a los registros de los tres primeros trimestres del ejercicio 2011, la caída del sector se cifra en torno a un 30%. En términos de todo el año pasado, es decir, incluyendo los últimos cuatro meses muy malos, la caída ronda un 20%.
Batacazo en la producción industrial
El índice de la producción industrial registró en el mes de noviembre de 2011 una caída del 10,7%. “Esto es una cifra enorme –advierte Roberto Codoñer, gerente de la empresa Aglolak, S.A.-, y revierte en que no se fabrica una sola paleta nueva. Porque las paletas, mayoritariamente, ya no son de un solo uso. Por cada tonelada que se produce, no se fabrica una paleta (esto pertenece al pasado). Ahora hay parques de paletas sectoriales que atienden únicamente a los crecimientos. Cuando la economía o la producción industrial decrecen, con el parque de paletas existente hay suficientes unidades para responder a todos los movimientos a realizar”.
Evolución del sector
El estándar de producción de paleta en España fue en 2007 de 40 millones de unidades. La producción se estabilizó entre los 27 y 30 millones de paletas hasta septiembre de 2011. Y en este momento, a la velocidad de contracción que padece el mercado, el sector está perdiendo entre 5 y 7 millones de unidades/año. “En 2012, con suerte, los fabricantes españoles haremos entre 20 y 22 millones de paletas –calcula el gerente de Aglolak-. Son cifras paupérrimas, de media paleta fabricada por habitante. Ratios muy claros y evidentes de un país en recesión”.
El sector español de las paletas de madera cayó con estrépito en 2008. En 2010 se recuperó, con una franca recuperación de la demanda en el segundo semestre, y tanto producción como facturación cobraron buen ritmo hasta el mes de agosto de 2011. Ya no se registraron ni seguramente se registrarán los índices de producción de 2007.
Ahora el sector está decreciendo y, en general, está regresando a la tendencia de los años posteriores al estallido de la burbuja inmobiliaria, con caídas en torno al 30% en muchas empresas ligadas a la paleta industrial, y con una perspectiva para 2012 a no mejorar.
El año 2011 no será un mal ejercicio, porque el 75% del mismo no fue malo. Las empresas del sector han cerrado en positivo, con resultados aceptables. Pero la generalidad afronta el 2012 con muy mala cara.
Panorama difícil
En efecto, los fabricantes españoles de paletas de madera auguran un 2012 terrible para su sector.
No parece que el dinero vaya a aparecer. El sector público ya no es motor de la economía y bastante hará si consigue superar sus problemas. Y el sector privado va detrás del sector público. Mientras no se salve el primero, nadie se empezará a ocupar del segundo.
Sólo funcionan las empresas que mantienen hilo directo con mercados exteriores. Y que tengan la suerte de estar tratando con mercados que funcionan. Como ejemplos, el sector cerámico que exporta a Estados Unidos, o los cítricos que marchan a Alemania, observan un panorama de futuro aceptable. Sin embargo, quienes centran sus exportaciones en Francia, un país que entra en recesión, lo tienen complicado. Han de vender barato si desean continuar en el mercado galo (los volúmenes no se han alcanzado, y los precios de referencia han sido caóticos).Subsectores tocados
Sectores como la automoción o la industria petroquímica (que depende en gran medida del automóvil), habituales grandes consumidores de paletas, han visto caer en los últimos años sus índices de producción, venta y facturación (la industria ha realizado una parada biológica durante cinco semanas en las fiestas de Navidad).
El consumo ha decrecido, con lo cual también se reduce la demanda de paletas en el segmento de la alimentación. “Los hábitos cambian y, por ejemplo, la proliferación de marcas blancas también afecta negativamente a la paleta de madera –afirma Roberto Codoñer-. Las marcas blancas son auto producción de las superficies de venta, con unos circuitos muy cerrados que incluso les permiten la introducción de paleta de plástico para esos productos. Que la distribución deje de ser marquista no nos hace ningún favor: crecen los inter proveedores y aumenta la venta de productos de marca blanca por su mejor precio, debido a la crisis. El marquista deja de vender, y la marca blanca se vende más, con lo cual los flujos de circulación de paletas se invierten. Y donde se recibían mercancías en paleta de madera, ahora se recibe más mercancía en paleta de plástico”.
Y el sector de la construcción observa cómo tanto la obra pública como la obra privada están completamente paradas.
Lo único que funciona, y con las reservas antes señaladas, es la exportación. El cambio dólar x euro está mejorando los ratios de las empresas exportadoras. Con lo cual la apuesta de futuro puede estar en la capacidad que tenga España de colocar sus productos en el exterior. Aun así, el sector de fabricación de paletas se está viendo muy afectado por la pérdida de capacidad adquisitiva de algunos de sus clientes habituales. Por ejemplo, Europa como comprador de nuestras frutas y verduras.
Las materias primas
El mercado de las materias primas está siendo presidido por la apatía en la demanda.
No está pudiendo repercutir costes, porque no hay capacidad de demanda. Y por lo tanto no se les escucha cuando plantean nuevos precios.
La situación es paradójica. El precio de la madera en el monte está subiendo. Se ha rematado por más valor que se remataba, porque había unas expectativas de poder repercutir. Esta tendencia ha tocado techo. Se ha dejado de rematar a precios extraordinarios, y también se ha dejado de comprar, porque lo que los rematantes tienen comprado está pagado caro y es mucho. Y quieren darle salida antes de volver a salir a comprar.
Esta situación está provocando que el mercado se enfríe. Al mismo tiempo, desde el pasado mes de octubre está llegando al mercado parte de la bolsa de madera bajo aspersión que hay en Francia (de la tempestad “Klaus”, ocurrida hace dos años). Está saliendo poco a poco, para que el mercado de madera no se hunda, y también porque es madera poco fiable (parece ser que se registran problemas de olor y que sus prestaciones de resistencia dejan mucho que desear respecto a la madera verde).
En conclusión, la apatía en la demanda y la irrupción de la madera derribada por Klaus hacen que los precios de la madera para embalaje se mantengan e incluso registren algún repunte a la baja.
El primer trimestre de 2012 no ofrece dudas: la industria pagará un precio igual o menor al vigente. Para el segundo trimestre, sólo si se anima el trabajo, habrá tensiones y quizá subidas de precios poco significativas. Y a partir de junio, nadie se atrevería a hacer un pronóstico. Si todo sigue mal, algún rematante de madera se arruinará, y la madera continuará sin subir de precio.
Respecto al acero (materia prima clave para la fabricación de los clavos de las paletas), se trata de un mercado muy especulativo. El enorme volumen de importación de acero que viene ejecutando Turquía (con 25.000 toneladas recién adquiridas), favorecido por la devaluación de su moneda, la lira turca, les permite estar en el mercado con unos precios que difícilmente pueden alcanzar los fabricantes españoles.
Al sector español de las paletas de madera le esperan, con todo lo dicho, meses muy duros.