España llegó a tener hace pocos años una capacidad productiva de 14 millones de puertas anuales, y hoy la demanda interna no alcanza las 900.000. Ni un 10% de lo que los fabricantes son capaces de ofrecer.
La localidad toledana de Villacañas, paradigma de esta realidad, ha pasado de emplear a 6.500 trabajadores directos a tan solo 1.200 pero el proceso de cierre de empresas no ha concluido y se ha desatado una severa guerra de precios, practicada principalmente por estas y otras factorías moribundas.
Ante este panorama, la Asociación de fabricantes que preside Pedro Martínez, de Bamar (en la imagen), propone la exportación como única salida posible.