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  • 3 de julio de 2017

    El sector forestal es frágil, practica una actividad de riesgo a cambio de una rentabilidad mínima y con gran aporte social y ambiental
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    España es un país forestal. Más de la mitad de su superficie es territorio forestal. Y de ésta, dos tercios están en manos privadas. “Depende de estas personas el mantenimiento y conservación de gran parte de nuestros montes –señala PatriciaGómez, gerente de COSE, la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España. Por ello es tan importante que políticas y normativas apoyen la labor del propietario forestal”.

    COSE cumple en 2017 treinta años representando a los propietarios forestales privados, apoyando la gestión forestal, defendiendo los intereses del sector poniendo en valor todos los recursos del monte.

    Entre sus objetivos, la Confederación desarrolla tres líneas de trabajo principales:

     

    Asegurar la cofinanciación necesaria para desarrollar las medidas forestales de los PDRs (Planes de Desarrollo Rural).

     

    Reivindicación de una fiscalidad adaptada a las peculiaridades de la producción forestal, que incentive la gestión de los montes. “Nuestra actividad no es como la agricultura, que obtiene rendimientos anuales –aclara Patricia Gómez-. Igual que ellos, vivimos con el riesgo de las catástrofes naturales y las inclemencias meteorológicas, de las plagas, enfermedades y riesgo de incendio. Pero el fruto de nuestro trabajo llega a muy largo plazo. En unos mercados débiles. Con un territorio muy fragmentado, que dificulta mucho la obtención de una rentabilidad.

     

    La puesta en valor de todos los recursos del monte. Una fábrica natural de productos y servicios, madereros y no madereros, que “hay que gestionar” y “poner en valor”, para que pueda mantenerse.

     

    La gestión del propietario forestal no sólo proporciona productos de mercado y bienes tangibles, sino que regala a la sociedad servicios ambientales (externalidades positivas) como la fijación de CO2, el freno a la erosión, la calidad y cantidad del agua, biodiversidad y paisaje, para el disfrute y ocio del ciudadano. “Todos estos regalos que nos hace el selvicultor no están compensados –nos recuerda la gerente de COSE-. Entretanto, el gestor del territorio hace que todas esas funciones se mantengan y mejoren, arriesgando su patrimonio”.

    Para COSE, “una fiscalidad ajustada al selvicultor sería un buen mecanismo para compensar el esfuerzo de preservar nuestras masas forestales en un buen estado de conservación”.

     

    SITUACION FISCAL DE LA ACTIVIDAD FORESTAL

     

    La actividad forestal está sujeta, como todas las actividades, a una serie de impuestos. Para las propiedades de titularidad individual o colectiva; desde las personas físicas hasta las sociedades mercantiles.

    En general, se trata de pequeñas explotaciones, que se transmiten de padres a hijos. Y que cada vez cuesta más mantener. Con pocos apoyos financieros y administrativos. “Se transmite una tierra pero, además, un conocimiento, un compromiso de conservación y de arraigo al territorio, que resulta clave para mantener el vínculo con ella”. Todo ello frente a un problema creciente de despoblamiento en el entorno rural.

    COSE considera que “el selvicultor activo es una persona que debería de estar mimada por la Administración y por nuestras políticas”.

     

    EL HITO DE COSE

     

    El mayor hito alcanzado por COSE en materia de fiscalidad llegó en el año 2002. De la mano del Ministerio de Agricultura, sin cuyo apoyo no se hubiese conseguido, la Confederación logró que los propietarios forestales privados pudieran tributar sus ventas de madera por la estimación objetiva o por módulos. Algo que disfrutaban agricultores y ganaderos en su actividad, por estar en el régimen especial de la agricultura, pero a lo que no tenía derecho el selvicultor, quien tenía que tributar sus ventas de madera por el régimen general, lo cual resultaba muy gravoso.

    Hoy en el momento de la venta los propietarios forestales son considerados empresarios, y en el año de la venta de madera pueden entrar en el régimen de estimación objetiva, y no en el régimen general. “Esto animó el mercado de la madera y le dio transparencia, ya que supuso un aliciente para declarar las ventas”, recuerda Patricia Gómez Agrela.

    Tributar por módulos fue tan ventajoso que hizo aflorar toda una economía y hacer atractiva la gestión en el monte, ya que se benefician con un índice reductor las fincas con un instrumento de ordenación forestal; un plan de gestión es la llave que abre muchas puertas para obtener subvenciones y para alcanzar ventajas fiscales.

    Cabe recordar que según la disposición adicional cuarta sobre rentas forestales de la Ley 35/2006 del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, “no se integrarán en la base imponible del IRPF las subvenciones concedidas a quienes exploten fincas forestales gestionadas de acuerdo con planes técnicos de gestión forestal, ordenación de montes, planes dasocráticos o planes de repoblación forestal aprobadas por la Administración forestal competente, siempre que el período de producción medio, según la especie de que se trate, determinado en cada caso por la Administración forestal competente, sea igual o superior a 20 años”.

    Una fiscalidad bien adaptada es, sin duda, la mejor manera para estimular la actividad en el sector. “Este tipo de medidas impulsa la gestión, favorece la permanencia en el territorio”.

     

    MIRANDO AL FUTURO

     

    Codo a codo con el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España (COSE), en representación de la plataforma Juntos por los Bosques, está trabajando en la linea de fomentar la gestión de los montes, a través de los incentivos fiscales: Una bonificación del 30% en la cuota del IRPF o en el Impuesto de Sociedades de las inversiones dirigidas a la gestión forestal sostenible, considerada de interés general en la Ley de Montes por los beneficios ambientales que genera a la sociedad.

    “Una adecuada política incentivadora de la gestión forestal sería la respuesta adecuada para desarrollar todo el potencial de nuestros bosques y frenar su abandono, que propicia incendios, plagas y otros problemas -termina Patricia Gómez-. Aun con la citada deducción, hemos cuantificado que no existe carga fiscal para la Administración, porque hay un retorno de estas deducciones a las arcas públicas, ya que las inversiones en gestión forestal son intensivas en mano de obra, y se produce un efecto recaudatorio a través del IRPF por nuevas contrataciones, cotizaciones a la seguridad social, el IVA que genera la actividad asociada y la disminución de gastos por prestación de desempleo, a lo que se sumaría el ahorro en extinción de incendios, ya que el monte estaría mejor cuidado al realizar desbroces, podas, claras y clareos, mantenimiento de caminos,…etc. 

    Es necesario favorecer la incorporación de los jóvenes a la selvicultura y evitar la fragmentación de la propiedad forestal. Para ello proponemos la exención total del impuesto de Sucesiones y Donaciones cuando se transmitan los montes en herencia de padres a hijos, en participaciones en sociedades forestales de agrupación de propiedades o en sociedades familiares creadas para conservar la unidad del monte siempre y cuando disponga o se comprometa a presentar en un plazo breve un IOF.

    Para fomentar la agrupación de la propiedad en los lugares de fuerte implantación del minifundismo y el intercambio de tierras, proponemos una deducción del 100% de la cuota tributaria a las transmisiones onerosas de suelo rústico forestal y sobre la cuota de actos jurídicos documentados y documentos notariales para las agrupaciones de predios rústicos.

    Estas medidas de mejora del régimen fiscal contribuirían al relevo generacional y a mantener la integridad del monte, factores importantes para frenar el abandono de los espacios forestales, nuestra mayor amenaza”.



Maderamen 350