En España, los edificios son responsables de aproximadamente el 30% de las emisiones de CO2, según apuntan diversos estudios. En este sentido, hoy, 24 de septiembre, ha entrado en vigor la actualización del nuevo Código Técnico de la Edificación (CTE). Se trata de un avance que está alineado con las recientes iniciativas legislativas nacionales y europeas enfocadas a ahorrar energía y fomentar las energías renovables.
La modificación de dicho documento busca mejorar la eficiencia energética del parque residencial español y, así, reducir el consumo de energía primaria no renovable -es decir, la que proviene del petróleo, el carbón, el gas. Al mismo tiempo, el nuevo CTE también pretende ofrecer mayores garantías de salud, confort y seguridad a los ciudadanos.
Esta actualización ha generado un debate en el sector y algunos expertos como Albert Grau, Public Affairs de ROCKWOOL Peninsular, empresa fabricante de lana de roca, un material aislante sostenible, aseguran que “ha faltado ambición para ser más exigente en algunos aspectos, pues entendemos que había recorrido para ello”. Pero, exactamente, ¿en qué consisten estos cambios en el Código Técnico de la Edificación?
1. Se limita el consumo de energía de los edificios
Una de las novedades del CTE es la limitación del consumo total de energía, es decir, cuanta energía podrán consumir los edificios. En este caso, la regulación es más exigente con los nuevos que con los existentes, ya que a los edificios que vayan a ser rehabilitados en profundidad, envolvente e instalaciones, se les permitirá un 40% más de consumo energético total respecto a los de obra nueva. “Desde nuestro punto de vista, este aspecto ha quedado corto. La mayor parte del parque edificatorio en España data de antes de 2006, por lo que es necesario poner el foco en el potencial de la rehabilitación si queremos alcanzar la descarbonización en 2050”, apunta Albert Grau, “y se puede crear un mensaje contradictorio en la sociedad”
En cuanto a las nuevas construcciones, el portavoz de ROCKWOOL Peninsular también considera que se habría podido ser más ambicioso: “tras esta actualización, las edificaciones no residenciales de obra nueva quedan alejadas de los consumos recomendados por la Comisión Europea en 2016, más del doble, y por lo que se refiere a edificios residenciales, y dado que a principios de 2021 todos los edificios han de ser Edificios de Energía Casi Nula, podía haberse tomado como referencia el consumo del estándar Passivhaus, que se ha demostrado posible sin sobrecoste económico reseñable, como bien refrenda la tendencia del mercado promotor que intenta colocarse en ese nicho.”
2. Control de la demanda energética… y del diseño
En la actualización española del CTE, el concepto de “demanda energética” ya no es el indicador que orienta sobre las prestaciones del edificio. “Con la anterior versión teníamos unos datos pactados sobre la demanda energética de los inmuebles y estimábamos las necesidades del edificio. En este caso, con la modificación, tenemos una lista de requisitos a cumplir que varían según la zona, la geometría, las calidades, la orientación y la ventilación y humedad, y con una especie de check-list sabemos si el edificio cumple o no cumple”, comenta Grau.
Tras las primeras simulaciones realizadas por ROCKWOOL para estimar el impacto en espesores y la representatividad del aislamiento en el control de la demanda, se ha constatado que la contribución del aislamiento de lana de roca en los edificios es inagotable, sigue siendo la solución más “coste-eficiente” frente a otras soluciones que sólo interactúan en la demanda, pues aporta valor en acústica y protección contra incendios, sin olvidar su reciclabilidad una y otra vez, “esto último, esperemos que en la próxima revisión pase a formar parte del CTE si es que realmente queremos un entorno más sostenible ”, pide el experto.
3. Mayor seguridad contra el fuego, pero sólo en edificios altos
Uno de los puntos más controvertidos del CTE son las medidas de propagación del fuego por fachada. En este aspecto, Albert Grau sostiene que, pese a una posible sensación de mejora, las medidas incluidas en el nuevo documento son tibias. “Este CTE solo tiene en cuenta la altura de los edificios para determinar si deben ofrecer mayor seguridad ante este tipo de siniestros. Por contra, otros factores como el uso del inmueble no son determinantes. De esta manera, se sigue sin tener en cuenta si se trata de edificaciones de difícil evacuación o alta evacuación, como podría ser una escuela o un hospital”, explica el experto.
En este sentido, ROCKWOOL se suma al position-paper de Tecnifuego, asociación referente en este aspecto en España, pues según Grau “el normal desarrollo de un incendio por fachada es imprevisible, y cualquier mejora del lado de la seguridad pasiva debe ser bienvenida y aplaudida pues está alineada con las tendencias europeas”
Esta actualización del Código Técnico de la Edificación llega tras la demanda de los agentes del sector y de las directivas de la Unión Europea. Debido al Estado de Alarma, su aplicación se ha prorrogado hasta la fecha.